sábado, 1 de mayo de 2010

Matrimonio.


MATRIMONIO/
Por; Rafael H Rodriguez
.


Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. (...) Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2.18, 20–24).
_

A. El origen del matrimonio
Los versículos citados arriba nos explican cómo fue establecido el primer matrimonio. El propósito de este primer matrimonio fue para que Adán tuviera una compañera que lo ayudara. Dios había dicho:"Le haré ayuda idónea para él". ¿A qué se refería Dios al decir que ella sería una "ayuda idónea" para Adán?
No fue, como piensan algunos, principalmente para que ella hiciera los trabajos de la casa, pues ¿qué necesidad tenían de una casa? No hacía frío; no hacía calor; no llovía.... Tampoco fue para que ella le lavara la ropa a Adán, pues no había ropa antes de que ellos pecaran.
Dios hizo que Eva fuera una ayuda idónea para Adán. Idóneo quiere decir "propio para una cosa". Eva fue propia para Adán; es decir, ella pudo ayudarle exactamente en las áreas de su vida donde él necesitaba ayuda. En lo que Adán pensaba sólo con la lógica, Eva contribuía con una perspectiva intuitiva mucho mejor. En cuanto a Adán, él proveyó la fuerza, pero Eva añadió la ternura.
Además, Dios creó a Eva para que, al habitar con Adán, diera a luz hijos. De otra manera hubiera sido imposible que el género humano cumpliera con el primer mandamiento que Dios les dio: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla" (Génesis 1.28).
Dios le dio a Adán precisamente la compañera que lo capacitara al ayudarle a cumplir con el propósito que Dios tenía para él. Dios aún tiene un propósito para nosotros. Y aún él nos da las compañeras y los compañeros que necesitamos para cumplir con este propósito.
B. El orden del matrimonio
"Dios no es Dios de confusión, sino de paz" (1 Corintios 14.33). Si yo escogiera una sola palabra que mejor describiera el matrimonio típico latinoamericano, sería ésta: confusión. La confusión matrimonial abunda en todos lados: el enojo, la pereza, la irresponsabilidad, el adulterio, el divorcio, el abandono.... No hace mucho hablé con una señora cuyo yerno había abandonado a su esposa tres veces. Esta terrible situación no se desarrolló en un solo día. Había existido una serie de conflictos, excusas y engaños.
¿De qué brota tal desorden y confusión matrimonial?
Generalmente no se puede culpar sólo a una sola parte. Más bien brota de lo que voy a llamar "una cultura de indiferencia" hacia lo que Dios dice en cuanto al orden del matrimonio. ¿De qué hablo al decir "una cultura de indiferencia"? Permítame explicárselo:
Hace como cuatro meses, yo platiqué con un señor peruano que jamás había conocido antes. Nuestra conversación se desarrolló más o menos de la siguiente manera. Primero, él me preguntó:
-- Y esa tela que lleva su mujer en la cabeza, ¿para qué la lleva?
-- Bueno, eso lo lleva porque obedece a lo que dice en Primera de Corintios capítulo 11.
-- Pero ¿para qué sirve?
-- Bueno, su velo tiene varios propósitos: cubre modestamente su cabello largo; además, es señal de su sumisión al hombre....
Al mencionar esa palabra anatema, sumisión, el peruano se despertó de a tiro. Arqueó las cejas y respondió con indignación:
-- Mire, la mujer puede ser todo lo que es el hombre. Ella puede ser patrona, jefe, policía...aun puede ser presidenta del país -- . Y al platicar más en cuanto a lo que dice la Biblia sobre este asunto, fue evidente que este señor estimaba más su propia lógica que lo que Dios dice en cuanto al orden matrimonial.
Y este señor no está solo. He escuchado a varias personas que profesan estar de acuerdo con lo que dice la Biblia en cuanto al orden matrimonial. Sin embargo, en cuanto se refieren a su propio matrimonio, entonces presentan excusas: "Mi marido no es muy capaz." "Mi señora no cumple su parte."
A esto es a lo yo llamo toda una "cultura de indeferencia" al orden matrimonial establecido por Dios. Y toda una cultura no se cambia pronto ni fácilmente. Tendrá que cambiarse de corazón en corazón, persona en persona, pareja en pareja, congregación en congregación.... Pero puedo predecir confiadamente que a medida que nuestra cultura se cambie a una "cultura de atención" a las instrucciones de Dios, la confusión en nuestros matrimonios será reemplazada con paz, amor, placer, fidelidad y acciones de gracias al sabio Creador del matrimonio.
Exactamente ¿cuál es el orden matrimonial que Dios ha establecido? No voy a escribirlo aquí, pues usted debe buscarlo en su propia Biblia. Ahí Dios se lo revela más claramente que yo pudiera revelárselo en este artículo. El orden matrimonial establecido por Dios se encuentra principalmente en tres pasajes bíblicos. Búsquelos ahora en:
• Efesios 5.22-23
• 1 Timoteo 2.8-15
• 1 Pedro 3.1-7
Y no vaya a decirme lo que me dijo un amigo mío.... Él me dijo que estos pasajes sólo tratan de costumbres culturales que ya no existen y que los mismos de ninguna manera constituyen principios que sean vigentes para todo tiempo.
La verdad es que estos pasajes bíblicos hablan de principios que los escritores basaron en el acto de la creación, el pecado original, el ejemplo de Sara (quien vivió miles de años antes de la cultura contemporánea de los escritores) y en la relación entre Cristo y su pueblo. Todas estas bases traspasan la cultura y la costumbre de cualquier país para alcanzarnos hoy día en dondequiera que vivamos. ¿Acaso nos creemos más sabios que nuestro Creador? ¿Le permitiremos cambiar nuestra "cultura de indiferencia" a una cultura de atención a él?
C. Los propósitos del matrimonio
Nosotros, a la hora de analizar el éxito de nuestras relaciones con otros (permítame decírselo francamente), somos bien egoístas. Por ejemplo, si usted me pregunta a mí cómo va mi matrimonio, de momento pienso en que si yo estoy feliz o no. De repente pienso en que si yo estoy sacando de mi matrimonio lo que yo necesito. No pienso primeramente en que si mi esposa está feliz. No pienso primeramente en que si mi matrimonio está cumpliendo los propósitos de Dios. Claro, después yo pienso en estas cosas, pero requiere esfuerzo.
Debemos esforzarnos por asegurar que nuestros matrimonios estén cumpliendo los propósitos de Dios. ¿Cuáles son esos propósitos?
1. Un testimonio a la comunidad acerca del poder sobrenatural de Dios
Dios quiere que nuestros matrimonios demuestren ante nuestra comunidad su poder sobrenatural. Pero, ¿cómo este poder se demuestra en la vida de una pareja?
Bueno, se requiere del poder sobrenatural de Dios para siempre preocuparme más por el bien de mi esposa que por mis propios intereses. Se requiere el poder de Dios para ayudar a bañar a los hijos cuando más me gustaría salir con mis amigos. Requiere el poder de Dios trabajar todos los días para proveer para mi esposa en vez de hacer lo que me gusta. Para mi esposa requiere el poder de Dios que ella apoye la convicción que Dios me ha dado en cuanto a disciplinar a nuestros hijos, aun en los casos donde ella no esté de acuerdo conmigo. Y requiere el poder de Dios de manera que nosotros protejamos a nuestros hijos de las influencias dañinas, cuando sería muy fácil dejarlos correr a dondequiera.
Y en el caso de un marido incrédulo e irresponsable, el poder de Dios en la vida de su esposa, capacitándole a sujetarse a él en silencio y sin "predicarle", es el testimonio más fuerte que ella jamás puede dar: "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa" (1 Pedro 3.1-2).
Dios quiere mostrar, por medio de un matrimonio armonioso, su poder sobrenatural. ¡Qué testimonio más fuerte ante el mundo! (Véase Tito 4-5.)
2. Figura de la relación entre Jesús y su pueblo
El segundo propósito que Dios tiene para nuestros matrimonios es que muestren ante nuestra comunidad la relación entre Jesús y su pueblo. Efesios 5.22-23 nos explica esa relación. Fíjese en lo que Jesús hizo por nosotros: Se entregó a sí mismo hasta la muerte para santificarnos, purificarnos y presentarnos a sí mismo, perfectos. El marido fiel demuestra a la comunidad lo que esto significa en la vida diaria. Él sacrifica sus propios intereses y placeres para proveer al bien de su esposa, declarándola (aunque imperfecta que sea) como la compañera perfecta de Dios para él. ¡Qué seguridad esto le da a su esposa! ¡Qué testimonio práctico ante la comunidad del amor de Cristo hacia nosotros!
Fíjese también en la reverencia del pueblo verdadero de Cristo hacia él. Efesios 5.22-24 dice que Cristo es la cabeza de su iglesia, y esa iglesia está sujeta a él. La esposa fiel muestra a la comunidad lo que esto significa en la vida diaria. Ella estima a su esposo como a su cabeza, permitiendo que él dirija en todo, aun cuando él no esté muy dispuesto a dirigir. ¡Qué motivación esto le da a su marido a cumplir con su responsabilidad! ¡Qué testimonio práctico de cómo el verdadero pueblo de Cristo se sujeta a él!
Dios es fiel. Él siempre cumple sus promesas. Dios dijo al pueblo de Israel: "¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti" (Isaías 49.15).
Al casarnos nos prometimos ser fieles a nuestro cónyuge en tiempos difíciles así como en los tiempos cuando todo va bien. Pero cuando aparece algún desacuerdo, entonces pronto muchos se justifican para serles infieles a sus cónyuges. ¡Cuántas excusas presentan para establecer que fue la culpa de su cónyuge que todo se desbarató! Sin embargo, la infidelidad a nuestro cónyuge siempre es infidelidad matrimonial. Y ¡cómo le duele al corazón de Dios cuando mostramos ante nuestra comunidad un ejemplo torcido de su carácter fiel! Hasta le repugna tener que escuchar nuestras excusas. Fíjese en los siguientes testimonios bíblicos de la fidelidad de Dios.
• "Jehová, (...) tu fidelidad alcanza hasta las nubes" (Salmo 36.5).
• "Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea" (Salmo 89.8).
• "De generación en generación es tu fidelidad" (Salmo 119.90).
• "Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová" (Oseas 2.20).
• "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará" (1 Tesalonicenses 5.24).
• "Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo" (2 Timoteo 2.13).
• "Fiel es el que prometió" (Hebreos 10.23).
En una sociedad que se excusa del todo en cuanto a su responsabilidad matrimonial, ¿se mantendrá usted fiel a su esposa, sin importar cómo ella le trate?
Anteriormente hablé acerca del peruano que estimaba más su propia lógica que la voz de Dios. Ya casi al final de nuestra conversación (pues hablamos durante varias horas), él había cambiado en el espíritu de su actitud. No digo que había cambiado de opinión, pero ya no mostraba tanta confianza en la suya. Al despedirnos, él mostró como cierta desgana de partir. Nuestra oración a Dios es que este señor haya visto en nuestro matrimonio la evidencia de un poder sobrenatural que puede manar solamente de Dios. Al ser así, nuestro matrimonio no habrá sido en vano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario